Nube y Agua

Nube y Agua
El desapego de las nubes...la humildad del agua

lunes, 27 de agosto de 2012

El Cap de Barbaría

   El Cabo de Barbaría o Berbería es la punta más al sur de Formentera. Su nombre o nombres deben estar relacionados con las razzias que los piratas berberiscos hacían por las Pitiusas y todo el litoral mediterráneo español. Me imagino que al ser la parte más al sur de la isla y con unos impresionantes acantilados debía ser desde donde se divisaba antes la aparición de una vela en el horizonte, que viniendo del sur no debía presagiar nada bueno para los habitantes de la isla. Hay una torre, como las que jalonan todas las alturas del litoral mediterráneo español en las que se encendía fuego y el humo servía como señal de alarma para que los nativos pusieran pies en polvorosa y se refugiasen en la vecina Ibiza, con mejores posibilidades de defensa.

 

   En el cabo hay actualmente un faro, de funcionamiento automático, construido en la década de los setenta que emite dos destellos cada 15 segundos y tiene un alcance de 18 millas náuticas.
   Cuando por las noches lo ves aparecer, piensas ¡ya estamos!, pero ese "ya" son ¡cuatro horas más...!
   En las travesías de vuelta, pasa al revés, es como si el barco llevase enganchado el faro y lo fuera arrastrando por la popa... ¡parece que nunca se va a dejar de ver!


    A unos 200 m. del faro, a la derecha hay un orificio en la roca, que permite con bastante facilidad acceder a una cueva que termina en un precioso balcón en pleno acantilado donde a la vista del horizonte, la vastedad del mar y las aguas tan claras, el tiempo  se detiene y uno se queda embobado con la mirada perdida, viendo pasar por abajo los barcos en lángida navegación o las gaviotas que con el "motor parado" planean aprovechando las corrientes ascendentes  que genera la brisa en el acantilado 




   Entre las piedras hay gran cantidad de "sargantanas", la lagartija de la Pitiusas, (Podarcis pityusensis), que según la zona que habitan, tienen un precioso color azul verdoso semejante a las aguas de Formentera. Son omnivoras y algunas de ellas no tienen ningún miedo y te comen en la mano lo que les eches (les encantan las patats fritas)


Piedras al sol.
La lagartija azul
se queda quieta


  

   Además de las sargantanas se puede encontrar otras "especies autóctonas" que además de vender colgantes, pulsericas y demás baratijas tocan instrumentos exóticos de cuerda generando una atmósfera mágica que te hace casi imposible abandonar el lugar, a no ser que se haga un gran esfuerzo de voluntad

  





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