Nube y Agua

Nube y Agua
El desapego de las nubes...la humildad del agua

lunes, 11 de abril de 2011

Empuria Brava / La Manga

   Nunca se debe perder la oportunidad de realizar una travesía y más en estos tiempos tan extraños que nos ha tocado vivir.
   Perderse entre las dos inmensidades azules, del mar y el cielo, durante dos días ( de los de 24 horas), gozando de la ausencia de cobertura telefónica, sin que nadie te llame ni te localice, casi sin radio, viendo permanentemente el horizonte y viviendo ce acuerdo con los ciclos cósmicos es una experiencia  muy depurativa
   Afortunadamente, el tiempo es bueno. Poco viento, aunque eso sí de proa. Una mar vieja, residuo de un levechazo, (viento del SW. típico del Mediterráneo por estas épocas), nos hace dar más "pantocazos" de los necesarios.
Pero el Golfo de Rosas, nos compensa de la incomodidad con una apacible puesta de sol

   Una joven luna brilla  sin estorbar para nada la visión de un precioso cielo estrellado. Por el Oeste, Orión se retira pausadamente. Aún brilla con bastante dignidad Sirio, la estrella más brillante del firmamento, algo a su izquierda. Cerca del cenit, la constelación del León que contiene gran cantidad de galaxias, muy accesibles a un pequeño telescopio. También la Osa Mayor se hace un hueco de honor en el cielo, acompañada de su hermana pequeña, claramente visible en la oscuridad. La estrella Polar, tan discreta, (¡pero qué bien situada!) queda por la popa. El mar negro, muy negro...

   EL ESTRELLA DAMM
  Amanece navegando al través de Barcelona. Poco antes de salir el sol, sobre la bruma del horizonte, hace su aparición Venús, ya muy lejano y no muy brillante. En pocos días dejará el turno de mañana y comenzará a ser visible al atardecer. Ya no se esfuerza en brillar mucho, para lo que queda.
   Al través de Garraf, una vela lejana y rojiza llama la atención. Se acerca bastante aprisa para ser un barco de vela normal ... y no lo es. Nada menos que el Estrella Damm de los bravos Alex Pella y Pepe Rives, que están a punto de completar -en cuarta posición- su vuelta al mundo en la Barcelona World Race, algo más de tres meses de navegación doblando los míticos cabos de Buena esperanza, Leewin y Hornos
   Como son navegantes, no futbolistas, no los conoce casi nadie, (fuera del ambiente naútico), pero son dos marinos fuera de serie con una vida llena de aventuras y triunfos en las regatas oceánicas más duras del mundo.

   No han tenido mucha suerte. Las averías y tener que pasar el ojo de un huracán tropical, les ha privado de una mejor clasificación en una dura regata en la que llegaron a estar primeros.
   Emociona este encuentro. Me puedo imaginar lo que pasa por sus cabezas y cómo laten sus corazones a la vista de Barcelona, la meta.

   POLIZONES
   Aparte de los habitantes de debajo del agua, excepcionalmente activos en esta travesía, (debe ser cosa de la primavera), es relativamente frecuente que cuando uno menos se lo espera aparezcan pequeños polizones.


   Es el caso de este "pajarico" de las fotos,  que se acercó al barco, aprovechando la onda ascendente que se forma a sotavento, debida al viento relativo que genera el barco en su navegación.
  Llegó en medio del Golfo de Valencia, cuando estábamos a una cuarenta millas de la costa. Después de estudiar la mejor ubicación para "tomar barco" lo hizo en el sitio más complicado.
   Viendo que eramos gente honrada, poco a poco fue tomando confianza. Incluso aceptó unas miguitas de pan, que comió con dignidad, sin glotonería. Reposó la comida y volvió a partir hacia el Sur. ¡Que cosas!
   Otra visitante que apareció volando después de surcar muchas millas fue una enorme mosca, ("moscardas" las llaman en mi tierra a falta de su nombre científico).


   Estuvo reconociendo tranquilamente todo el barco, sin mostrar el menor temor a los tripulantes. Me imagino, que temor tendría, pero después del viaje, estaba para maniobras pocas y fáciles. Su lugar preferido era el cabo de un aparejo de fortuna, tomando el sol, aunque también recuperó fuerzas a base de migas de pan de la mesa

   Como la pobre no estaba para ser tan pesada como suelen ser sus compañeras, la respetamos e incluso le tomamos un cierto aprecio durante el tiempo que se movía por el barco, respetando también ella nuestra privacidad.
   Cuando estábamos a punto de ponerle nombre y adoptarla... se fue.
   Bichos aventureros, que son incapaces de echar raíces. Prefieren la aventura y la libertad a la comodidad y la seguridad. Probablemente no sepan a donde van, pero siempre se van, a pesar de que la distancia a la costa y las condiciones no lo aconsejen. Se marchan, sin pensárselo dos veces.
   Hace años recuerdo que estando a  mil millas de Canarias, cuando empezaba a arreciar el viento que más tarde alcanzó los 50 nudos originado por el huracán Peter, apareció un enorme saltamontes que dio varias vueltas al barco hasta que se posó. Estuvo un rato descansando, guarecido del viento y sin más despegó otra vez ¡rumbo a América! ... Un misterio.

   NUESTROS VOLCANES.
   El rumbo directo desde Barcelona a Cabo de Palos, pasa muy cerca de las islas Columbretes. Son unos islotes,  pedruscos y bajos de origen volcánico que se encuentran más o menos frente a Castellón a unas treinta millas mar adentro. La más grande la llaman los valencianos L'ílla Grossa y tiene un faro automático que avisa a los navegantes de su presencia por la noche. Su forma de herradura, abierta a Levante, hace que sea un buen refugio para los temporales de poniente.Actualmente la zona es una reserva natural.




  Pasar cerca de las Columbretes permite romper algo de la monotonía de una larga travesía sin viento. Casualmente llegamos a su través a la puesta de sol y aunque el cielo estaba blanquecino por el polvo sahariano, una puesta de sol, siempre encuentro que es un momento mágico.
   De nuevo la noche. La luna intenta, con bastante éxito iluminar el camino desierto que tenemos por delante. Pocos mercantes nos encontramos, aunque unas débiles luces llaman la atención. Parecen de un mercante muy lejano., pero se mueven con más rapidez de la que era de esperar. Ya se ven la verde y roja. También una parpadeante roja y algo así como el reflejo de las luces en las velas. ¡Un velero!, pero por la velocidad aparente con que se mueve ¡está muy cerca y viene haca nosotros! Uyuy... ¡Tampoco es un velero!. Cuando pasa cerca de nosotros vemos que es un helicóptero que va rastreando la superficie con un foco muy potente. Se mueve siguiendo una pauta de idas y venidas siempre con el foco encendido. La noche tranquila y la mar en calma son propicias para las planeadoras, pero si fuera buscando narcos, me imagino que tendría más éxito con las luces de posición apagadas. A lo mejor son inmigrantes, pero tan lejos... Se pasa su buena media hora escudriñando la zona. Por la radio, en el canal 16 de VHF no se oye nada...
   El aforador del depósito, empieza a indicar que el nivel de combustible está bajando más deprisa de lo que gustaría...Llevamos veintisiete horas sin viento, navegando a motor y aún quedan sesenta y cinco millas para Denia. Como los políticos, los aforadores de los depósitos mienten mucho. Nunca sabes, cuando el nivel está bajo realmente cuanto queda y quedarse sin combustible y tener que entrar a vela en un puerto estrecho tiene su complicación, sobre todo si no hay viento... Bajamos revoluciones del motor a costa de que tardemos mucho más en llegar al Cabo de S. Antonio... pero el viento que ha estado escondido observando la situación, decide hacer su aparición, al principio algo caprichosa, pero de forma más estable conforme avanza la noche. ¡Damos todas las velas por fin!
   Cuando entro en mi guardia, la segunda de la noche, ya se ve el faro del Cabo de S. Antonio- Estamos a 18 millas y el aforador, apenas ha bajado. Mucha vela y pocas revoluciones nos van a permitir ¡ hasta vender gasoil!
   Cerca de la costa el viento arrecia hasta los 24 nudos. ¡Vamos volando!

 Velas hinchadas
Atrás queda la estela
Y los recuerdos

    Hemos entrado en Moraira a hacer gasoil por si acaso (y a comernos un bocadillo de tortilla). Aún quedaban 58 litros. Navegamos a vela y a motor, empujados por un levante suave a 8,5 nudos.
                                            El Peñón de Ifach. Al fondo la Punta de Moraira

   Queremos ir deprisa para poder hacer la última escala: La isla de Tabarca, situada frente al Cabo de Santa Pola. Isla de pescadores que descienden de genoveses que en época de Carlos III llegaron procedentes de Túnez. Es una pequeña isla de una milla de longitud y un cuarto de milla de anchura. Actualmente vive básicamente del turismo. Es un buen lugar para comerse un buen "arros"

   Además de un pequeño y concurrido puerto, tiene fortificaciones y una iglesia, que han restaurado recientemente.
   Como era de esperar en domingo, al medio día, el puerto estaba a tope y la única opción fue abarloarse en cuarta fila a otro barco, con la promesa de que estaríamos sólo el tiempo necesario para tomar una cerveza y un café





   Treinta millas tan solo nos separan de nuestro  puerto de destino que hacemos en un plis plas navegando con un levante fresquito por la aleta.
   Y en fin... colorín colorado... esta travesía se ha acabado. 
   No ha sido muy emocionante, pero, personalmente prefiero hablar de moscas, pajaricos y puestas de sol que de temporales y averías.
   Y lo mejor...¡No había cobertura!
   ¡Ser felices!

7 comentarios:

  1. Amigo Unsui: El dia menos pensado me encontrareis de polizón en el pañol de las velas.¡Que envidia!
    Un abrazo y buen viento.

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  2. Será un placer Angel!
    No hace falta que parezcas disfrazado de pajarico o moscarda.
    Un abrazo
    J

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  3. ¡Que maravilla! Me ha encantado leerte y compartir esa maravillosa travesía.

    Besos.

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  4. Muchas gracia Leti,la verdad que fue maravillosa y además conocimos "gente"
    Besos

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  5. Siempre me ha atraído ser polizón. Peso poco, aguanto mucho y no me quejo. Me apunto aunque sea como mosca. Ya digo que para según qué cosas no ando con exquisiteces!

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  6. Consideraré seriamente tu propuesta.Eso de que no te quejes es muy importante
    Besos

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  7. Una delicia leerle. Y hasta hace un@ su viajecito imaginación mediante, envidia aparte.

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