Nube y Agua

Nube y Agua
El desapego de las nubes...la humildad del agua

lunes, 26 de abril de 2021

yo, me, mi...

 


  Esta situación de mayor o menor confinamiento pandémico favorece,( al menos en mi caso), la introspección. De la misma forma que uno tiene más tiempo para encontrar, viejas fotos, cartas... etc. afloran archivos mentales de acontecimientos, de decisiones que se tomaron en su momento, de experiencias... eso sí afloran con "comentarios". La perspectiva del tiempo, de la experiencia hace que se vean muchos aspectos que en su momento ni se imaginaban.

   Me llama  la atención las motivaciones, o tal vez deba decir "la motivación" que había detrás de ellos. La nueva revisión de los viejos archivos de mi vida me hace ver que la verdadera motivación de todo era absolutamente egoísta. Buscaba algo placentero agradable, menos complicado... Incluso en esas decisiones, en las que en su momento la motivación parecía desinteresada o incluso espiritual, realmente tenía un fin también egoísta, tal vez más presentable, pero egoísta. Un beneficio, no inmediato, pero que a la larga, suponía para mí una situación de ventaja. Por ejemplo, ceder de mis derechos frente a los demás, me permitía aparecer como víctima, que es un papel a veces deseado y que de paso me libraba de responsabilidades. Optar por decisiones espirituales frente a materialistas, en el fondo me hacía buscar una consolación  que o bien no encontraba en lo material y de paso me daba una aureola de santidad, ( aparente, claro), o de resistencia, por encima de la de los demás, que más prosaicos optaban por lo de siempre o más fácil. Es como preparar unas oposiciones de prestigio. Un sacrificio a corto plazo permite acceder a un puesto socialmente respetado y económicamente muy bien remunerado, (suele ser lo mismo). El pobre opositor puede parecer absurdo cuando renuncia a los placeres de la juventud, temporalmente, pero cuando aprueba y más si es con un buen número es él que se ríe de los mediocres. Pero en el fondo sus sacrificios tenían también un fin egoísta.

   Otra cosa que me llama la atención son los conceptos  de yo, mi o mío. Estas palabritas puestas delante de algo multiplican infinitamente las cosas:

"Antonio tiene un cáncer",  no es lo mismo ¡dónde va a parar! que "yo tengo un cáncer..."

"Le tuvieron que cortar la pierna" no es lo mismo que "me tuvieron que cortar la pierna"

"Han pinchado las ruedas de los coches" no es lo mismo que "han pinchado las ruedas de mi coche"

   Es lógico y en cierto modo sano que las desgracias que ocurren a nuestro alrededor más o menos cerca, no nos afecten tanto como lo que nos pasa a nosotros. Sufriríamos enormemente sin a veces posibilidades de actuar para corregirlo. Supongo que el sistema operativo tiene su lógica y es bueno que como dicen en Murcia de una forma no muy elegante, pero muy explicativa, "cada perrico se lame su pijico". En general tenemos poco control para solucionar muchas cosas que nos pasan, como para preocuparse de los demás

  Los demás también son afectados por las palabricas en cuestión. No son lo mismo los hijos de los demás que mis hijos. Cuando los nietos de los demás son animalitos salvajes que no hay quien los aguante lo decimos a los cuatro vientos. Si ese comportamiento es de nuestros nietos lo explicamos con expresiones como 

- "Tiene un carácter muy fuerte"

-"están ya cansados"

   El problema es que estos planteamientos generalmente tienden a hacerse cada vez más grandes y nos desentendemos de los demás de forma cada vez más radical. Nos importan un pimiento y nos hacemos bastante insolidarios, sobre todo si la solución pasa por ceder algo en nuestros derechos, en nuestros privilegios.

   Nuestro comportamiento diario, nos guste o no, tiene implicaciones bastante más lejos de nuestro entorno inmediato. Un ejemplo en mi caso. Soy consciente del problema que se crea  con la super abundancia del plástico, sobre todo el desechable, en la forma de bolsas del super, botellas de agua, envases de embutidos, quesos, frutos secos... Puedo tomar decisiones de compra que minimicen bastante "mi aportación" a este problema, pero... es más incómodo

   Es el problema de las disonancias cognitivas. Hago algo que va en contra de mis principios, (por que me viene más cómodo, me da más placer...etc. que seguirlos) y esa incoherencia me produce un estado de ansiedad que de alguna forma, tengo que eliminar.

   Hay dos opciones:

-Eliminación cuesta arriba: Me tomo la molestia de llevar yo mismo las bolsas, (reciclables), no compro agua o bebidas que no salgan por el grifo, procuro evitar comprar productos extraenvasados... etc.

-Eliminación cuesta abajo:  Razono, "realmente porque yo tenga cuidado no va a mejorar el medio ambiente"; "estos envases protegen mejor los productos"; " son más higiénicos"; " todo el mundo lo hace" y la que más me gusta,  "¿te imaginas la cantidad de gente que trabaja en estas empresas y que si todos actuamos como tú mandaríamos al paro?". Un sin fin de explicaciones en los que nuestra imagen sale realzada y nos permite seguir practicando la forma de conducta de forma elegante y justificada ante mi mismo y los demás y que además nos apetece.

   Hay una tercera posibilidad: No soy consciente, de una forma deliberada y activa de los problemas que nuestros actos cotidianos pueden generar a nuestro alrededor y de esa forma no se crea la disonancia cognitiva y no tengo necesidad de resolverla. 

   El gran problema empieza cuando uno se hace consciente de sus actos. Los niños son muy poco conscientes y actúan como ellos creen que les viene mejor de forma natural. Con el tiempo les vamos haciendo conscientes, (no más que nosotros), de que sus actos modifican su alrededor y tienen consecuencias y eso hace que vayan teniendo más cuidado en lo que hacen y sobre todo en cómo racionalizan sus caprichos como hacemos los adultos

   Como tarea me voy a poner: 

"conocer la verdadera motivación de mis actos antes de realizarlos"  (¡ a ver si me acuerdo...!

6 comentarios:

  1. En casa reciclamos cuidadosamente a pesar de los contáiners mal diseñados y sumamente incómodos para recoger los residuos varios. Sin embargo, uno lee páginas de Greenpeace y se entera de que los recipientes y plásticos del amarillo son solo reciclados por ECOEMBES en solo un veinte por ciento y el resto va a vertederos ilegales porque la mayor parte de lo que reciclamos con la mejor buena voluntad no es aprovechable.

    Esta mañana en el desayuno había un paquete de nueces del que he mirado la etiqueta y lugar de procedencia. Eran californianas. Son del Mercadona. Le he preguntado a mi hija por el criterio de comprar cosas en el comercio de proximidad y me he preguntado que cómo era posible que traer las nueces de Estados Unidos pueda ser mucho más barato que comprar las españolas. Y las judías verdes de Marruecos que son tres o cuatro veces más baratas que las españolas. Y los espárragos chinos o peruanos de la mayor parte de las latas que hay en los supermercados. Así todo. Si uno quiere huevos sin sufrimiento animal tiene que pagar el triple que los normales. Los productos ecológicos sin pesticidas son mucho más caros. El agua del grifo es de sabor pésimo donde vivo yo y hemos de comprar botellas.

    Intentar comprar alimentos sin demasiados envases es imposible. Llevo bolsas de nylon para comprar y no utilizar de plástico -que ahora son de fécula de patata- en el súper.

    Entiendo que actuar ecológica y responsablemente supone unas dificultades enormes y aumenta el gasto de la compra por varias veces. No comprar en Amazon es interesante, pero el único comercio cercano que tengo es El Corte inglés para comprar libros. No hay librerías profesionales donde vivo y sus existencias si las hay son muy limitadas.

    Entiendo tus contradicciones como consumidor responsable y ético pero ciertamente uno se puede amargar y gastar mucho más de lo ya caro para un presupuesto habitual.

    En cuanto al egoísmo intrínseco a los propios actos de la vida, ello es innegable. Tal vez las mujeres pueden ser mucho más generosas que los hombres que en todo buscamos nuestro punto de autosatisfacción. Veo a mi mujer cómo cuida a su madre dependiente y me admiro. Vive con nosotros. No tengo respuestas a tus preguntas. Ciertamente, yo también busco el placer en la mayoría de actos que realizo cada día, aunque me toca hacer la comida para todos, comprar, tirar basuras, llenar y vaciar lavavajillas, pero entre todo eso busco mis instantes de satisfacción como mantener el blog, leer, escribir...

    Un abrazo.

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  2. Desde luego no nos lo pone fácil ni barato. Para mi la coherencia es una meta que exige un esfuerzo, a veces heroico y desde luego no soy ningún ejemplo. No siendo impecable , no me gusta criticar las de los demás que intentan ser coherentes "cuesta arriba" Ser coherente cuesta abajo es fácil. No te pones metas altas y te dejas llevar. Nadie te criticará, tal vez sólo los envidiosos.
    No obstante creo que siempre podemos hacer un poco más. Tendremos contradicciones, pero en nuestro fuero interno, sin caer en la autoindulgencia, nos sentiremos algo más satisfechos. Ser conscientes de nuestra actitud egoísta, (que viene de fábrica, aunque siempre se la puede uno mejorar), ya es una forma de empezar.
    Los demás nos criticarán nuestras faltas, pero tampoco tomamos la cuesta arriba como espectáculo de autoafirmacion frente a los demás. Simplemente porque entendemos que es lo correcto.
    Muchas gracias por dedicarme tu tiempo
    Un abrazo y buena semana

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  3. Es una reflexión profunda sobre las motivaciones reales que nos llevan a rendirnos, o a tomar decisiones activas para mejorar. Siempre hay algo que está e nuestras manos, salvo excepciones, y es fácil poner excusas.

    Un abrazo

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  4. Creo que el tomar decisiones "cuesta abajo" lo tenemos incluido en el sistema operativo desde hace millones de años, de tal forma que la mayoría de las decisiones que al cabo del día tomas lo haces de forma automática. Entiendo que eso nos ayuda a mantenernos vivos, fin primordial de nuestro cerebro. Cuando de alguna forma quieres tener una actitud de esfuerzo ("per ardua ad astra") es cuando te das cuenta de hasta que punto esto es así y lo que cuesta no moverse EXCLUSIVAMENTE, en beneficio propio.
    Hacer algo por los demás que no implique de forma directa un beneficio personal, tal vez un sacrificio, sólo es relativamente fácil con quien tiene nuestros mismos genes o queremos algo de él o ella. Entonces más que un don, seria una inversión
    Muchas gracias por tus comentarios
    Un abrazo

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  5. Me ha gustado leer sobre tu teoría. Esta visto que es cosa de relatividad.
    Mi consciencia se parece en algo a lo que mencionas. Cuando estoy bien recojo el agua de lavar lechugas, verduras o frutas para las plantas del jardín. En ocasiones cuando no la aprovecho luego me siento culpable. Pero busco escusas para evitar de culparme.
    Quiere ser una pequeña comparacion.

    Un abrazo muy fuerto

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  6. Bueno, yo he puesto el ejemplo medioambiental, pero no es el único ni mucho menos. Compro cosas que no necesito o en las relaciones sociales voy bastante a lo mío muchas veces. Digamos que estos confinamientos -retiros- me han hecho ser más consciente de que mi forma de pensar, hablar y actuar genera una cierta huella en mi entorno y que ese impacto a veces llega más lejos de lo que uno puede imaginar. Eso multiplicado por los miles de millones de bípedos con uso, a veces limitado, de razón, da que pensar...
    Por otro lado eso de volverte más consciente no es nada cómodo para uno mismo y tampoco para lo demás. No sé...
    Otro abrazo fuerte para ti

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