Cada atardecer, aparte de ser muchos de ellos una obra de arte, (que suele pasar desapercibida), recuerda la transitoriedad, la fugacidad de la existencia, la impermanencia, (me parece que esta palabra no está todavía en el diccionario), de la vida.
Cuando el sol está alto, parece que está quieto allá arriba. Pero cuando se aproxima al horizonte te das cuenta que de quieto, nada de nada, va corriendo que se las pela como si fuera cuesta abajo. Lo que al mediodía parecía imposible, ha ocurrido antes de lo que pensaba... y de repente el día, ¡zas! se ha ido.Como la vida. Y entonces pensamos...
En el "han" a la entrada del Dojo se lee
"El asunto de la vida y la muerte es fundamental
El tiempo pasa rápidamente, nada queda, no espera a ningún hombre
No desperdicies tu tiempo"
"Al atardecer de la vida, te examinarán del amor"
S. Juan de la Cruz
No sé si lo que dice S. Juan de la Cruz será cierto, pero cómo cambiaría nuestra vida... ¡el mundo! si lo tuviésemos presente" a lo largo del día" ,(por si acaso).
Cuando oscurece
Las nubes y la luna
Sobre el tejado
Y lo vamos derrochando como si fuéramos eternos.
ResponderEliminarReflejo de la luna en la gota de agua...
Gracias por recordarnos la realidad.
_/\_
Así es, amigo Unsui.
ResponderEliminarMe permito este aporte.
Pequeña efímera:
tan sólo es permanente
la impermanencia.
Gracias. Un abrazo.
Gracias a ti Ángel
ResponderEliminarUn abrazo
j
Muchas gracias por tu aportación Juan Carlos. Muy acertado
ResponderEliminarUn abrazo
j
Madre mía!
ResponderEliminarane
Fantástica entrada Unsui, muchas gracias.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias Leti
ResponderEliminarOtro para ti