Procuremos enterarnos

   A raíz de un comentario de Ángel en la penúltima entrada, considero interesante, como ejemplo, incluir la tabla anterior de precios origen / destino de COAG.
   Obviamente el transporte, la distribución y venta de los productos agrícolas tiene un coste y las empresas que se dediquen a estas actividades deben tener un beneficio, pero en algunos caso, así a bote pronto, parece un tanto disparatado.
   En la zona en que vivo, veo casi a diario pudrirse las naranjas, (¡buenísimas! ) y los limones llenos de zumo en el suelo, porque el costo de recogida es sensiblemente mayor a lo que le van a pagar al dueño del bancal. Duele de verdad ver como la riqueza de la tierra se desaprovecha y duele más viendo el hambre y la miseria que hay en regiones bastante cercanas del planeta y que incluso en nuestro país empieza a llamar a la puerta. Es la LÓGICA DE LOS MERCADOS...
   Lo que considero importante hacer notar es que nosotros somos (ignorantes) eslabones de esa situación.
Exigimos siempre precios bajos, sin tener en cuenta que esa presión, la cadena de distribución a transmite al punto más débil, el agricultor. Colaboramos en que muchas explotaciones no sean viables y la gente vaya engrosando listas del paro.
   Compramos artículos , a veces de marcas de postín, sin molestarnos en saber que han sido producidas por trabajo esclavo o demandamos algo más de retribución a nuestras cuentas o depósitos sin enterarnos si nuestro banco no financia el armamento nuclear o negocia con las hambrunas.
   "Bastante mal está la cosa, como para que me preocupe por esos detalles", nos decimos. Y es verdad, pero granito a granito vamos haciendo un mundo donde la codicia es el alimento del sistema. Una codicia que le importa un pimiento las condiciones de trabajo del niño chino que cose zapatos deportivos... y que le importará un pimiento que cualquiera de nosotros nos quedemos sin trabajo simplemente porque la presión de los mercados lo exige así, sin acritud... pero con eficacia.
   Debemos recordar que los mercados... somos también nosotros