Debe ser la edad, pero cada vez me gusta más el otoño. Esa luz triste, las hojas que caen de los árboles en vuelos caprichosos, el viento frío, los chaparrones y lloviznas... Las luces y sombras que produce el sol de otoño, tan bajito, incluso a medio día. Los diferentes tonos de marrón, amarillo naranja, rojo. Dentro de poco los árboles habrán perdido todas sus hojas, (siempre hay alguna que insiste tercamente en aguantar en las ramas en pleno invierno), y crearán un paisaje de negros blancos y grises, pareciendo estar muertos. Pero noLas hojas caídas forman auténticas alfombras dando a las ciudades un aspecto que se considera sucio. Ya no son necesarias. Sobran. Nadie se acuerda de que en un momento fueron verdes y dieron vida a sus árboles y sombra a los viandantes, pero a para mi, merecen todo el respeto
Otra hoja
que acaba en la fuente...
Viento de otoño
En los árboles
el color del otoño
¡Estoy mojado!
Hora de siesta
Por la calle vacía
tan solo hojas
Llovizna
El camino invadido
por hojas secas
Anochece...
La quietud de las hojas
de los robles
Llueve a ratos.
Hoy el banco es para
las hojas secas
El otoño es fascinante. No sé si será la edad, porque entonces, nací viejita.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por este hermoso homenaje.
🙏
ResponderEliminarBueno, supongo que hay diferentes aproximaciones... En mi caso lo odiaba de joven. Me parecía triste. Con los años la tristeza se convirtió en aware
ResponderEliminarGracias a ti por el comentario!
🙏