Soy repetitivo, pero es que repito mucho los trayectos que hago camino de la oficina.
Incluso en una ciudad donde el asfalto y el hormigón campan a sus anchas, es posible seguir el paso de las estaciones. Flores que se abren, hojas que salen en los árboles, hojas que, cumplida su misión, caen el al suelo para aportar y reciclar materia orgánica necesaria para el sustento del árbol del que cayeron, sin saber que caen al cemento, molestando a los viandantes que las pisan sin reparar en ellas...
Ahora toca la época de las flores. Durará poco y tal vez esa fecha de caducidad sea un potenciador de su belleza, belleza efímera.
Es increíble el "derroche" de creatividad que manifiesta la naturaleza para mantener su "vivacidad". Cuando las flores se abren a escasos metros de la "hormigonez", tan contraria a esas leyes naturales, que no han sido "pactadas" aún me impresiona más.
Un taraxacum
rodeado de casas...
¡Él a lo suyo!
Cada quien haciendo su primavera como y cuando puede.
ResponderEliminarUn abrazo
Así es...
EliminarGracias por tu visita y comentario
La naturaleza no deja de asombrarnos y vemos en muchos rincones la lucha que tiene contra el hormigón, ella sola, en silencio.
ResponderEliminarSAludos.
Y mira que se lo ponemos complicado!!!
EliminarGracias por tu visita y comentario
ResponderEliminar"Cuando las flores se abren a escasos metros de la "hormigonez", tan contraria a esas leyes naturales, que no han sido "pactadas" aún me impresiona más."
Totalmente de acuerdo con tus palabras. Y menos mal que no se rinden y siguen brotando pese a todo.
Un abrazo.
Al final las leyes de la naturaleza perduran más que las legislaciones hechas a propósito y en favor de los poderosos,contradiciendo las primeras.
EliminarUn abrazo