Me fascinan los gorrioncillos que vienen a mi terraza a la hora de comer y a los que echamos miguitas de pan. Les hemos puesto incluso nombres. Nos producen una gran ternura. Su fragilidad, su ligereza, su mirada también. Saludos.
A mi también. Me hace gracia el atrevimiento con que se suben las mesas de las terrazas para conseguir las migas abandonadas en lo platos. Lamentablemente en España su población se reducido un 20% en la última década, (30 millones). Algo hacemos mal. Un abrazo
Yo muchas veces desayuno en un lugar donde los gorriones se acercan y se llegan a subir a la misma mesa. Sus ojos nos miran rogándonos en silencio una miguita de pan. SAludos.
Me fascinan los gorrioncillos que vienen a mi terraza a la hora de comer y a los que echamos miguitas de pan. Les hemos puesto incluso nombres. Nos producen una gran ternura. Su fragilidad, su ligereza, su mirada también. Saludos.
ResponderEliminarA mi también. Me hace gracia el atrevimiento con que se suben las mesas de las terrazas para conseguir las migas abandonadas en lo platos. Lamentablemente en España su población se reducido un 20% en la última década, (30 millones). Algo hacemos mal.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo muchas veces desayuno en un lugar donde los gorriones se acercan y se llegan a subir a la misma mesa. Sus ojos nos miran rogándonos en silencio una miguita de pan.
ResponderEliminarSAludos.
Para mí son entrañables
ResponderEliminarSaludos
Qué lindo, ese gorrión siempre provocando cariño
ResponderEliminarUn abrazo
"Lo pequeño es hermoso"
EliminarUn abrazo