Después de tanto esperarla, al fin apareció y no sólo dejó sus buenos cuarenta litros de agua, que buena falta hacían, también esas pequeñas maravillas que se producen en el entorno cuando llueve y que suelen pasar desapercibidas.
Hasta los contenedores de basura tienen un brillo especial. El banco de la plaza, que hoy parece barnizado, se toma al menos, la mañana de descanso, hasta que se seque. Cada hoja de pino retiene una gota de lluvia, que partirá con la primera racha de viento y la malla metálica mantiene prisioneras las últimas gotas de lluvia.
¡Todo un espectáculo!
Lluvia nocturna.
Pasear a la perra
entre los charcos
Sale el sol.
Debajo de los pinos
aún llueve...
Todo mojado.
El banco de la plaza
hoy sin clientes
Fin del chubasco.
En la malla metálica
aún quedan gotas
Encantadoras fotos, donde tus haikus florecen
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias!
EliminarOtro abrazo para ti. Feliz semana